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De pareja a familia: qué cambia cuando de dos se convierten en tres (o más)

La transición de pareja a familia puede poner seriamente en crisis el equilibrio de una relación. Para los recién nacidos, el paso de pareja matrimonial a pareja parental implica un profundo cambio no sólo organizativo, sino también emocional y psicológico.

No hay duda: el nacimiento de un hijo transforma de manera radical y definitiva la pareja. La relación marido-mujer se amplía para incluir los nuevos papeles de mamá y papá. El concepto mismo de familia asume una nueva definición de responsabilidad, además de amor.

Los nuevos padres se enfrentan a una transformación crucial que tiene lugar en al menos cuatro niveles: 

  • Organizativo

Especialmente en sus primeros meses, un niño tiene necesidades y ritmos propios. Momentos de sueño y vigilia, espacios, tiempos y modos de vida, toda la cotidianidad de la familia es redefinida - y a veces extraviada - por las exigencias de cuidado del recién nacido.

  • Emocional

La entrada en escena de un niño va acompañada de una considerable carga de emociones y contrastes: amor, miedo, estrés. La felicidad se entrelaza con el temor de no estar a la altura de su papel como padre y con la frustración debida a las renuncias como individuo y como pareja.

  • Psicológico

Maternidad y paternidad tienen un impacto notable en la relación de pareja. El recién nacido se inserta como tercero entre esposa y marido y obliga a buscar un equilibrio en la nueva familia para que nadie se sienta excluido.

  • Social

Por último, pero no menos importante, la paternidad activa una nueva presión social sobre la pareja. A las madres primerizas y a los padres primerizos con demasiada frecuencia se les pide que sean (solos y sobre todo) padres en el sentido más ampliamente compartido, a menudo también a costa de la pareja.

De Pareja a Familia... y vuelta

Manejar la transición de pareja a familia no es una broma. Ante una problemática crisis, es aconsejable dirigirse rápidamente a un psicoterapeuta que pueda ayudar a su esposa y a su marido a no perderse en la paternidad.

Sin embargo, antes de que la situación se salga de control, es posible ponerse a cubierto. ¿Cómo? 

  1. Tomar conciencia y aceptar el cambio

La creación de una familia es un proyecto que los padres suelen buscar y quieren. Por tanto, el inevitable cambio debe afrontarse juntos sin dejarse desanimar por los obstáculos individuales.

  1. Ser padres es un juego de equipo, no una carrera

Cuidar, crecer y educar a los hijos compromete a mamá y papá de diferentes maneras, pero sin jerarquía. Tratar de tomar el control, excluir el otro o auto-exclusión no sirve para el propósito y puede comprometer seriamente la relación de pareja.

  1. Dar espacio y tiempo a la expresión

Estar todos juntos es hermoso. A pesar de ello y a pesar de todas las presiones psicológicas y sociales, de vez en cuando mamá y papá deben buscar espacios y tiempos para dedicar a la pareja.

  1. Nunca dejes de comunicarte o de dar por sentado al otro

Una familia con hijos ofrece un sentido de logro más allá del cual puede parecer que no hay nada más que decir o hacer. Se acaba por dar por sentado el sentimiento de amor y la persona gracias a los cuales se ha llegado a esa meta. Es importante para la pareja redescubrir cada día la alegría, el placer y la gratitud de estar juntos en la propia historia de la familia.

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